LATAM - Quintana Roo y sus excesos económicos
Me levanto temprano y voy a la lavandería. Hoy ya sí, toca lavar esa ropa que apesta a sudor, salitre y cloro. Encuentro una a 20 min, no es cara, es efectiva, me sirve. Lavo mientras escribo.
A primera hora me he tomado mi café del 7eleven y un sándwich que estaba caducado. Obvio he bajado a por otro sin comerme esa cosa que llevaba mostaza y mayonesa (o mahonesa Galán??). Qué manía de mezclar ingredientes a lo yanki para un puto sándwich, con lo bueno y sencillo que es el mixto de to' la vida copón.
Hoy toca hacer maletas, y temo por las cosas de más que me da Karla. Cuando llega me dice que la bolsa de Cancún también es para mi, qué alivio, al menos la mochila no va a petar aunque los hombros se vayan a resentir igual. Con la prisa pongo unas cosas aquí, otras allí para ir a la playa, todo pesa, todo va a rebosar. "Tendrás que comprar una maleta" me dice Karla, ni de coña.
Antes de irnos me despido de Marian y de Carla, nos abrazamos, "nos vemos en España o en Argentina". Me subo al súper Jeep de Karla, me gusta este coche y me dice que es su favorito también, vamos con Dorothy. Karla ha chequeado un hotel de playa en Puerto Morelos, puro lujo esta señorita, me lo paga todo una vez más.
Me encanta el carrito que lleva Dorothy para estar en la playa, es una perrita mayor con problemas de corazón, así que apenas se mueve del lugar, sólo la he escuchado ladrar una vez a Roger, nuestro camarero, hombre; es igual que su dueña jajaja. Pedimos cerveza (ella ojo rojo, que no me gusta), mojitos de frutos rojos, tequila, guacamole con pulpo, aguachile, todo muy sabroso. Me baño en el mar varias veces, ella no, ni sale de la sombra, por eso está tan blanquita (más que yo vea!!), vemos un espectáculo de unos muchachos disfrazados como Mayas. El día es estupendo, se nubla un poco, no agobia el calor, yo me pongo de espaldas y sé que me voy a quemar un pelin.
Aunque no tenemos mucho tiempo nos da para hablar de todo: hablamos de cuando nos conocimos, del viaje, de Gloria, de Majo, del amor y de cómo vemos la vida. Estoy muy agradecida con todo lo que me ofrece y quiero devolverle con creces los favores cuando viaje a España de visita o a comprar una casa. La que puede, puede. La quiero, me quiere, tenemos un feeling especial, la quiero en mi vida y ella me dice lo mismo. Nos vamos entonando y se pone tontorrona, hacemos juego de palabras con 'estar de Rodriguez', vamos apuradas de tiempo así que nos vamos a su departamento a que tome una ducha rápida y de ahí a la estación de Puerto del Carmen para tomar el Tren Maya.
La casa es chulisima, puro lujo, qué bien vives Dorothy, agradezco la ducha y le canto el repertorio que mejor me sé en lo que ella se hace la loca y evita tentaciones. Es tontísima jaja. Me regala otro libro, el Mago de Oz, pinche pendeja ya llevo 13kg por tu culpa son 16. Se ríe de mí acento mexicano, dice que soy Gru en el doblaje mexicano. Necesidad desbloqueada de verla acá. Nos reímos mucho, me hace feliz, me consiente, me regala unos mapas de Tabasco. Piensa en todo.
En todo excepto en que la estación no está a 15 min si no a casi 30 pinche tráfico. Ya correle huevona con tu Jeep, como no llegue te las verás conmigo!
Al final llego, apenas a 5 min de partir el tren. Me bajo del Jeep con un cigarro en la boca que no me puedo fumar, y dentro me para un guardia "¿viene usted con los cinco sentidos?" "¿Perdón?" "¿Qué si viene usted con los cinco sentidos?" Caigo en la cuenta que el poli de fuera ha visto el cigarro y se piensa que es mota, "no amigo es tabaco de armar, tome". Lo inspecciona mientras me piden boleto y documentación, no mames wey la mochila pesa horrores y llevo tropecientas bolsas, solo es una pero me siento torpe. "Es tabaco". "Claro amigo, no se me ocurriría fumar mota en un país que desconozco y menos en esta situación", paso el control, no soy la única que llega tarde (menos mal). Karla sigue fuera aguardando, sabe que entre mi cigarro y su Jeep parecemos narcotraficantes. Consigo abordar y me relajo.
Tengo delante una pareja, ella es de Ecuador él es americano. Hacemos varias paradas pero desde el tren solo se ve flora. Y caigo en la cuenta que no veré nada de paisajes ya que oscurece temprano. Me siento un poco estafada por los horarios que ofrecen para tomar el tren. De qué sirve si no puedes ver lo de fuera? Los mexicanos están orgullosos porque son infraestructuras modernas, el Tren Maya es el futuro dicen, y yo me siento orgullosa porque es como el AVE de España.
Los trabajos aquí son precarios. Cobran una miseria. Y es que tienen a una persona para cada función. Por ejemplo, en el tren, pasa un chavo echando flus flus al suelo mientras otro friega, así repetidas veces durante todo el trayecto.
Yo leo, y duermo, estoy cansada. Duermo a trompicones hasta que llegamos a Merida, 4h después. Otra vez la pinche mochila.
Tengo suerte y hay un transporte que me deja a 20 min de mi hostal. Hay un cachorro fuera de la estación muy cariñoso y alegre, me da vida, se ve bien cuidado. Subo al transporte que tarda como 40 min y me toca patear 20min.
Escribiendo esto sé que la ciudad es segura, pero anoche con todo lo material en lo alto me sentí un poco miedica. Llegué a tiempo para que me recibieran, me enseñaran mi habitación femenina, mi cama; tengo claro que no voy a entretenerme mucho, hay alguien durmiendo son las 23h. Paso por el baño, agarro lo imprescindible para estar en la cama, me tumbo. Prefiero despertarme temprano, además no consigo cargar el móvil. Los enchufes y yo vamos de cabeza en este país.
Mañana por la mañana toca recorrer Mérida a la prisa y tomar un bus que atraviese el estado de Campeche para llegar a Tabasco, a Villahermosa. Lo siguiente es una habitación individual, y un tour. Al final no voy tan sola. Mejor así, por distancias e información. Tengo ganas. Tengo suerte.
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