LATAM - Mérida

Me despierto antes de que suene la alarma, como si mi subconsciente supiera que hay otras cinco personas en el cuarto a las que podría despertar, y se niega. Entre eso y que me meo, no consigo dormir esa media horita más. Son las 6h30, me entretengo con el móvil que acabé poniendo en modo avión a falta de poder enchufarlo anoche, recojo mis cosas de la cama, del casillero y me voy al baño, para no hacer ruido y tener intimidad. Allí preparo mis cosas, me aseo, cargo el móvil. Estoy haciendo tiempo para que abra la recepción a las 8. Salgo al Oxxo, que es como el 7eleven, y me compro un café, un LM de 25 cigarros y un pinche cable Usb-tipo C. Teniendo tantos en casa ¿por qué fui tan tonta de traer dos tipo C-C? Ni idea. 203 pesos, 9,44€ todo, no está mal. Vuelvo al hotel con mis cosas, el móvil todavía cargando, me ofrecen desayunar y tomo un croissant de almendras riquísimo (50 pesos, 2,32€) en lo que hablo con Bruno del viaje a Argentina. Lo está planeando todo y yo estoy dispuesta a dejarme llevar. Me emociono pensando en Django, luego lloro un poquito al saber que voy tarde para conocer a la abuelita de Bruno, estoy sensible nomás. Y lista para recorrer Mérida.

Iba a alquilar una bici pero me lo pienso mejor, me llevo la cámara y la riñonera con lo imprescindible y voy caminando al centro, que está como a 15min en línea recta. Llego a la plaza principal, la Plaza Grande con la catedral de Ildefonso, las letras con el nombre de la ciudad, saco fotos, grabo. Verifico con un poli la localización de la terminal de ADO para luego, miro algunas recomendaciones de qué visitar por Internet   y de las que me dio Karla, voy dirección al Paseo de Montejo, hay bastante distancia pero tengo algunas horas. De camino veo un Exchange con 21,75 el cambio y delante un bus turístico que están promocionando. "Disculpe cuánto cuesta?" "120 pesos, sale en 8 min y es 1h" (5,58€). Perfecto, cambio dinero y vengo. Hay una señora dentro que se entretiene con el móvil, así que decido volver después del paseo. Subo al bus, a la parte descubierta aún a riesgo de empaparme en sudor y quemarme, aunque me he puesto crema y repelente. (Montse dice que sudo el alcohol gratis, es posible aunque la crema no ayuda). Sube un señor que más tarde oigo hablar en italiano del sur, me abstengo de preguntar.

El autobús empieza a soltar un discurso grabado con una voz graciosilla que nos va contando los lugares y anécdotas por los que pasamos, al final me ha salido bien la cosa, esto es grande. Plaza Grande, Santa Lucía, Paseo de Montejo y sus palacios, el Monumento a la Patria, el Palacio de Congresos (tiene un cenote dentro!! Y es enoooorme) la plaza de toros, nos habla de la jarana que es un baile típico, de las rimas yucatecas, de su gastronomía, de Armando Manzanero... Ir arriba tiene su peligro, por mucho que haya varios comunicados en la grabación, pues si te da por ir de pie hay partes del camino que las ramas te golpean en la cara o que bien puedes ahorcarte con el cableado bajo (lo de los cables es todo un tema). 

De vuelta al punto de partida voy a la casa de cambio. 200€ por favor. "Son 4.280" Mmmm... no, son 4.350. Ha bajado a 21,40 (¡mierda!) Entonces nada, gracias!! Todavía tengo dinero, no pienso mal cambiar. 

Me voy a una plaza por allí cerca no sin antes dejar la pegatina de Honzak pegada en una de esas sillas dobles frente a la catedral. La historia de las sillas es divertida, cuentan que fue idea de un padre celoso y protector, para que su hija pudiese interactuar con su enamorado, mirarse a los ojos y charlar pero sin tocarse. Son tipicas del estado de Yucatan.
Decido sentarme en la plaza de La Madre en una de esas sillas y videollamar a mi familia. Se conecta mi padre, mi madre, hablamos un rato los tres. Entra mi abuela, que venía del dentista. Se pone la nonna. Y se conecta mi hermana con Onay. Después de hacerle todos muecas al niño me despido, ojalá nos juntemos en Navidad. 

Son casi las 12, tengo una hora para comer y una más para volver al hostal, recoger la fucking mochila y caminar hasta la terminal de buses. Paso por un museo gastronómico pero me decanto por la recomendación de Karla, la Chaya Maya, que tiene buenos precios y variedad de la región. Hacen sus propias tortillas (no lo que entendemos nosotros como tortilla, si no la fajita que acompaña a la mayoría de platos). Me pido una variedad de cosas, ya que vienen piezas individuales (así si!!!): un vaporcito, que no me entusiasma; un pancho de pavo con huevo duro y un salbut clásico. De acompañamiento me traen frijoles, salsas y nachos. Rebano los frijoles con los nachos (me encantan ambos) y pido una cerveza artesanal de la región, Patito. Pido la cuenta, 246 pesos, 11,44€ calculo el 15% y dejo 36 pesos más. Cómo se nota que esto es turístico pero es otro tipo de turismo.

En Quintana Roo gasté muchísimo. Al final, entre excursiones, los desayunos de lujo, las propinas, ese restaurante del burrito con diferencia el más caro de todos, los dos souvenirs, los contratiempos, en fin, mucha pasta. Aquello es muy caro. Y yo ya voy en modo ahorro que queda muuucho viaje.

De vuelta al hotel cae una buena tormenta que me obliga a refugiarme bajo un árbol enorme. Ya en el hotel recojo mis cosas, entrego la llave de la entrada y me mentalizo para caminar 36min hasta la estación. Aunque por mi mente pasa la idea de tomar un taxi, me niego, me encabezono. Por ejercicio y por ahorro. Chorreo la gota gorda, estoy empapadisima en sudor y cuanto más me acerco más. Si me escurriesen en ese momento llenaba una botella de agua entera en líquido. Me paro en un Oxxo para comprar alguna provisión para las 8h de bus que me esperan. Ya estoy cerca. Intento acomodarme la mochila de tal forma que no me tire del cuello y, al fin, llego. 

Busco mi andén, nuevamente hay mil de trabajadores: la chica del punto de información turística que me manda al seguridad de una sala de espera, mira mi billete y me manda al fondo con otra chica de seguridad que me señala cuál es mi sala de espera (cuánto orden, juntos pero no revueltos). No puedo fumar dentro así que salgo, me fumo el primer LM totalmente bañada en sudor y hago el mismo recorrido para entrar de nuevo hasta la sala. Quedan unos 20 min, cargo el móvil, conozco a un muchacho que me presta su cargador porque el mio juega con mis sentimientos. Es simpático, vamos en el mismo bus aunque él baja antes. Embarcando nos etiquetan las maletas por destino, una a una, y nos entregan el recibo; nos revisan el boleto y nos dan la bebida de cortesía a escoger entre agua o refrescos y unos auriculares. El bus es muy espacioso, el muchacho se sienta en el 7 yo el 33, "puedes sentarte aquí voy solo" no te pases de simpático muchacho, no me apetece estar 6h hablando por cortesía, para eso está el agua. Finalmente le digo que no y creo que se lo toma algo mal, incluso tira la baza de "¿no necesitas el cargador?" No amigo, he comprado uno esta mañana, precisamente para prevenir estas situaciones. Chau. 

El autobús es comodisimo, puedes reclinar espalda y pies. Tiene para cargar, baño solo de mujeres y solo de hombres. Vamos poca gente, voy sola en mi asiento, tengo la pantalla delante y la primera peli que ponen es Joker. Aunque es en pinche latino me la veo. Voy comodísima. Leo sobre los trastornos y algunos análisis del Joker que me alegra volver a ver. La segunda peli es Top Gun, me da algo más de pereza, tengo la tv muy encima y el cuello se resiente. 

Pongo la radio del bus, me sorprende la cantidad de cadenas de música pero sobre todo, la pechá de música española que suena. He cantado hasta Sin Miedo a Nada de Alex Ubago. De camino a la terminal he llegado a escuchar la de Navegando en Internet. Muy random la musica aqui, tremendo jajaja. Y había un pendejo que iba sin auriculares escuchando Héroes del Silencio, eso me recuerda a casa. 
Cuando acaba Top Gun ponen un capítulo de CSI, no te creo jaja, mi madre estaría encantada. Luego otra peli, creo que era y ahora están poniendo un documental. Joe que completo todo.

Yo aprovecho y leo, escribo, en la parada en Ciudad del Carmen se baja el muchacho de antes, que me mira pero no mucho, y Adrián, que va sentado delante y hablamos solo un momento, lo justo antes del desembarque (yo pretendía fumar y comprar algo de papeo) y me regala un llavero con un tipo de nudo marinero (él lo es). Quiere darme su número y lo apunto por cortesía, pero vaya, que no hacia falta pasarse de simpático tampoco jajaja qué os pasa. 

Compro unos muffin de nueces, me dicen que no puedo fumar (shit), subo al bus. Se sube un señor hablando por teléfono, es tóxico como el mercurio, será pendejo. Me pongo los cascos para no escucharle hablarle a su amorcito que me da una mezcla de pena por ella y asco, yo escribo; el mal educado ahí sigue a las 21h30 hablando por teléfono en un autobús. Ya cállese. 

21h30, me tengo que tomar la pastilla.
No sé si dormiré o encenderé la luz de lectura para joder al mamapingas este. 
Llegaré pasadas las 23h pero el hotel me espera. Mañana el tour comienza a las 9.
¡Suma y sigue!










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