LATAM - Isla Mujeres
02/10/2024
Me despierto temprano hoy también, bajo a desayunar donde las chicas ya que hoy la recogida es un poco más tarde que estos días anteriores. Carla está contenta de verme, Marian no está; pido un menú desayuno de jugo verde, café (8oz), una brioche muy rica y una tortilla francesa con queso que tiene una textura de pancake sabrosa. Escribo.
Le regalo a Carla la libreta de Suecia del Vasa, "a mi escritora argentina favorita", y mato dos pájaros de un tiro: mi agradecimiento, que aunque se puso tontorrona el día de la fiesta lo hablamos y sin mal entendidos; y sustituir en peso el libro de Karla. Le encanta. Desayuno y escribo. 10€ de desayuno y 3€ de propina.
El tour de hoy es a Isla Mujeres, vamos en catamarán de unas cien personas, con barra libre en el barco, snorkel en el arrecife, buffet incluido, visita al centro y regreso. Me recoge Ángel, no es guía, solo es conductor. El autobús está lleno y al subirme me saludan todos con entusiasmo, así da gusto ¡buenos días!
Nos llevan al puerto de Cancún y nos dejan allí, no hay guía aparente y el que hay es de un subgrupo. En el muelle nos hacen firmar una hoja, pasamos por un mostrador dónde verifican nuestro tour y en lo que espero una trabajadora me explica lo que tengo incluido. Mi barco es el Sea Passion 3. Delante tengo a una pareja de españoles, por un tatuaje deduzco que son del País Vasco, luego me enteraré. Nos llaman para embarcar desde la playa pero nos hacen esperar en fila unos minutos más. En ese tiempo me animo a comprar el pinche plástico para sumergir el móvil, 150 pesos, que obivo, pruebo primero con un papel. Parece que funciona. Un señor detrás mia me dice que ese si es bueno, que hay otros con otros cierres que no. Intento confiar. Lástima no haberlo comprado para los cenotes, tonta Lorena, tonta!
Embarcamos, nos piden subir descalzos para evitar toda arena posible, y me gusta, es más natural y salvaje. No somos cien personas pero al menos ochenta, de muchas nacionalidades, en dos idiomas, inglés y español. Tomo asiento, escucho las indicaciones, nos presentan a la tripulación. Empieza la música y el desfile para ir tomando aletas, chalecos y gafas de buceo. Demasiada gente se apunta a la aventura y esto lo digo porque he notado que en esta parte del charco lo que se dice nadar, no saben. La familia de 5 del primer cenote, que por cierto no eran mexicanos sino ecuatorianos que viven en New Jersey (de esos que su lengua nativa es español pero se hacen los guays hablando en inglés) el papá me dijo varias veces que nadaba bien y viéndoles a ellos... pues sí.
Ya tengo las aletas, el chaleco que es un poco ridículo atado a la cintura pero que me explican es para que podamos hundir la cabeza mejor, y las gafas con tubos desechables (osea no quieren plásticos en zonas arqueólogicas, y utilizan vasos reutilizables en el barco y gastan una media de 100 tubos de plástico al día? la hipotenusa). Nos ponemos en fila para ir tirándonos al mar. El fotógrafo del barco, del que no recuerdo su nombre pero bien simpático, nos da unos tips para usar el chisme del teléfono en el agua a una pareja de españoles y a mi: agarrarlo con la mano, ir comprobando que no entra agua, darle a grabar fuera porque en el agua la función táctil caca. Los españoles se cagan y lo dejan a bordo, de hecho me cuentan que perdieron la gopro viendo tortugas, qué fastidio. Son de Barcelona, y nos cruzamos en Valladolid cuando acariciábamos al gatito (¡qué casualidad!) son majos, pero sosos, igual que la otra pareja que son de Bilbao (obvio les cuento mi experiencia en el Aste Nagusia de este año).
¡Al agua patos! Hay mucho oleaje y somos demasiados en el agua, nos damos aletazos por doquier en lo que nos piden que nos agarremos a la cuerda amarilla. Esto va a ser divertido, aunque sufro por alguno que me consta que se baja de la aventura a tiempo. Comenzamos la travesía siguiendo a Milo (ua ua, nos grita graciosamente) hago por safarme de la aglomeración nadando en el lateral, pegada a Milo, consigo nadar tranquila. Para mi beneplácito el movil graba bien y no entra agua, lo disfruto. La mar está revuelta, no se ve gran cosa pero unos peces me nadan bien cerquita y me recuerdan la suerte que tengo. El coral se ve un poco, al fondo, ojalá el movil grabe nítido. Nos han dicho que son como 400m a nado, un pedo, pero me entretengo cual nutria nadando boca arriba, boca abajo, evitando a los demás, pegadita a Milo que se interesa por mi y mi viaje. La gente se sorprende cuando les digo que viajo sola. Llegamos a las esculturas de las manos, qué bien se ve, Milo bucea, ojalá mis oídos me dejaran hacerlo, no abuso, me entretengo grabando, viendo, riendo porque nos llueve en medio del mar. Nos explica como hacen los rescates y algunas cosas del chaleco que no presto atención y volvemos al barco, llego la primera, ya podemos beber alcohol en el barco pero el camarero no está hasta que suban todos (fuck). Parece que no se ha perdido ni hundido nadie, misión superada.
Me pido un ron cola, bailo, observo, la gente está tranquila. Interactúo ofreciéndome a sacar fotos a parejas, hay dos gays de Alemania monísimos a los que hago darse un beso y la gente vitorea (se aburren para estar mirando hacia este lado debe ser). Los que venían conmigo en el bus y con su propio guia son los que tienen la fiesta montada, ninguno bucea, pero cantan a coro y bailan animosos. Se me acerca uno de ellos, "soy Francisco, Paco", es un hombre de 73 años con problemas en el corazón, va con oxígeno que no utiliza porque a nivel del mar respira mejor, bailamos juntos, nos toman muchas fotos y videos, me pide graciosamente besos en la mejilla, me halaga, me dice que es de Guanajuato y que tengo morada y comida. Milo se pone a repartir chupitos de tequila (eh eh eh eh! vitoreamos a cada trago) me ofrece terminarme el culo de la botella que son como 3 chupitos, le digo que no y el grupo de atrás cantan al unísono que me la acabe. Cedo. Me recuerdo como respirar y tragar con la boca abierta y me tomo el chupinazo. Llevo 2 ron cola y como 4 chupitos de tequila en lo alto.
Llegamos al restaurante de la isla, tenemos 1h20 para comer. Tomo un chapuzón, me sirvo una variedad de comida y salsas (el salmón riquísimo) y activo los datos. El instagram rebosa de mensajes de pasajeros de México, Argentina y Brasil que han leído mi comunicado y quieren verme. Mi pesar de que no ocurriera se calma, la gente me sigue recordando y quiere verme, eso me alegra el corazón. Termino de comer, me baño, me tumbo en la hamaca, fumo, y regreso al barco.
Milo y parte de la tripulación nos reciben de forma cariñosa, ya me van conociendo, pues lo que les queda. La gente va algo más animada con el estómago lleno y los sentidos algo tocados por el alcohol. Esta travesía es más corta hasta el centro de Isla Mujeres. Me tomo otro ron. Bailo y sigo interactuando, con Paco, con Moni, un poco con los españoles, conozco a Yasmin. Bajamos en fila y nos llevan a una tienda (comisiones y propinas como lema), allí nos dan una pulsera identificativa (supuestamente) y salgo pitando. Le pregunto a un chamaquito cuánto cuesta el carro de golf, 40usd conducirlo yo, 50usd si me llevan. Me he inflado a comer y beber, qué porras, dale, llévame. Hacemos el recorrido por la isla, es bonita, no es gran cosa tampoco o soy yo que no me dejo sorprender sobremanera, grabo todo, le hago muchas preguntas y placticamos todo el camino. El chamo es muy amable, le pago gustosamente los 950 pesos (tips incluidas) ya me arrepentiré mañana.
Veo el WhatsApp, Ángela me ha escrito que han llegado a la isla Santi y ella, y nos encontramos, al menos, para saludarnos. Qué majos. Me voy a la playa, me queda media hora. Dejo mis cosas en una hamaca y me zambullo. Unos boricuas de Puerto Rico que van en mi catamaran me dicen que hay un señor cobrando por las hamacas, les digo que me haré la loca o la sueca, y ocurre: llega el señor, empieza a mirar al agua señalando las cosas, miro de reojo sin mirar, él espera... llega una pareja que quiere las hamacas ¡salvada! Las pone en la arena y se olvida de la morosa. A la que se descuida y se da la vuelta salgo corriendo, las recojo y las coloco en otro lugar, cerca de un grupo que también va en mi barco donde está Yasmin. Me quedo un rato más en el agua hasta que faltan unos 10 min y salgo para fumar. Me siento con ellos y charlamos. Son muy divertidos, de aguascalientes, jóvenes, veamos si recuerdo: Yasmin, Bibiana, Nalgona (Fátima), Jesús, Yessica y juraría que el otro chico es Ángel o Alex. Les hablo de Granada, me hablan de su ciudad, hablamos de precios, de que a Yasmin le gustan los negros (mami que será lo que tiene el negro... el negro tiene rabo de metro y mediooo) les canto, ríen, hablamos de la media de tamaños por continentes, "en Europa?" Me dice Ángel o Alex, "trece, agarramela que me crece" se hinchan a reír. Te pillé wey.
Nos regresamos al barco, nos encontramos con Paco, "qué peligro tienes Paco!!!" además no tiene un pelo de tonto, se fija en Yasmin y en mi, nos sacamos foto los 3, tienes buen gusto Francisco. Veo a las dos parejas de españoles, siguen mustios, escuchan atentos. Paco nos canta canciones viejas, guarras, sutiles, nos reímos en lo que embarcamos. Nos mojan con una manguera para no entrar con arena y partimos.
Ahora sí la música es el centro de atención, nos pilla tormenta, solo los valientes (y alegres) estamos en el centro del catamarán, pidiendo rondas y bailando mientras nos mojamos. Animamos a la gente para que salga, otros se animan por su cuenta, Milo los invita con el micro y va pasando la pelota de la atención. Me lo estoy pasando súper bien, ¿capitán podría dar un rodeo? Bailo mucho, muchísimo, hasta el suelo, en coro, sigo atrayendo a gente tímida, bebemos nuevamente chupitazos de tequila, Milo dice por el micro que España no está muy animada, y me acerco para decirle que yo bailo por todos ellos cabrón. Cuántas veces habré gritado ¡¡¡Viva México cabronesssss!!! Ah y me tomo dos rones más, hay que sacarle partido a la barra libre.
Nos calmamos, explicaciones de transporte y charla sobre las propinas. Ya dejé la mía, 20usd al principio del día. Hablo con el fotógrafo, bien simpatico, le vuelvo a decir que siento no sacarme la foto pero q estoy harta de verme gorda en las fotos, le pregunto si ha vendido mucho y tristemente no, pero hay más días. Un señor a mi lado me choca la mano y me dice que le gusta ver cómo me divierto, "lo importante es la actitud" le digo. Supongo que es la ventaja de ir sola, no te influye más que tu propio estado de ánimo y Lorena hay pa tos. Ta feo que lo diga, pero recibo muchas miradas de aprobación, me siento bien, hago sentir bien, todo suma, nos vamos contentos, eso es lo que cuenta.
Tomo instagram de los chicos, están en Cancun que mierda, me hubiese gustado salir juntos esa noche por Playa del Carmen. También el teléfono de Paco, que el graciosamente dice "el teléfono no, te doy el número". Todo el mundo conoce a Paco en el barco. Por cierto, también acabo conociendo al guía que los lleva, Octavio, muy agradable. Volvemos juntos en el transporte y eso me alegra.
La vuelta son todo risas, Moni es tremenda, hiperactiva, muy divertida. Nos reímos de comentarios que hace uno, que hace el otro, se respira buen ambiente. Incluso los que no forman parte de ese grupo se animan, o al menos, sonríen. Excepto los de Barcelona, siguen un poco a la suya. En el trayecto me cantan una canción llamada Morenita Mia, pero en versión Lorenita Mia. Me la cantan hasta dos veces para que grabe, me hacen llorar. Me siento muy afortunada. También cansada. Ya es de noche. Pensaba que llegaría a las 17h y son casi las 20h. Dinero bien gastado. Charlo con Octavio de arqueología, antropología e historia. Me gusta mucho este chico, es muy agradable. Unos de CDMX me dan recomendaciones de la ciudad, bromean con Octavio que le estoy quitando el trabajo de guía, "compartimos" digo, Octavio asiente. Compartida la vida es más y oiga, va con mi persona, también es una cruz como toda bendición.
Me toca bajarme la segunda, me despido de Paco con un beso, les dedico unas palabras cariñosas, los de CDMX gritan un aplauso para la guía!!! Ocatavio me despide con la mano con fervor. La señora del bastón que acompañé del brazo un buen rato también. Le doy la propina a Carlos, el conductor de regreso.
Me siento muy bien, qué he hecho yo para merecer tanto. Ya no de las cosas que ocurren si no de las cosas que soy capaz de dar sin esfuerzo.
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