LATAM - Oaxaca
Le enseño a Giacomo que con nuestro billete GL podemos conseguir un café americano de 12oz gratis. Siendo tan temprano y sin haber pasado por un baño, podríamos enjuagarnos con ese montón de café acuoso. Bueno tampoco es tan temprano, hemos llegado casi 9h30 al final. Nos ponemos de acuerdo y decidimos ir caminando al centro, apenas hay 25 min, es de día y hace calorcito, vamos juntos. A mitad de camino nos paramos a desayunar en un lugar que de lo modesto que es sabemos que pagaremos poco; el quiere fruta y yo quiero algo contundente. Ahora no recuerdo el nombre, pero me viene un desayuno con pan ¡pan! Que dentro trae chorizo y no sé qué más. Me lo como acompañado de un jugo de naranja y me siento gocha. Él toma jugo de Jamaica para probarlo y un plato con manzana, pera y plátano. Me siento poco sana jaja.
Seguimos con el paseo y damos con una catedral hermosa, la de Santo Domingo, además hay una manifestación con música y gente disfrazada. Es una reivindicación de escuelas indígenas que busca promover su legado cultural mostrando al público los estudios que se pueden cursar, al grito de palabras zapotecas y con vestimentas muy llamativas. Giacomo y yo estamos encantados con este recibimiento y seguimos a la manada hasta el punto en el que nos dividimos cada uno para su hotel, necesito dejar la mochila y no romperme más la espalda. Me desubico y voy por dónde no es hasta que consigo ubicarme y llegar al hostal Viajero. Es un lugar decorado con mimo, hay gente, la recepcionista es muy simpática. Mi habitación todavía no está lista pero me deja usar los espacios comunes. Paso al baño a hacer un checo checo, lavarme los dientes, peinarme, asearme. Dejo mis cosas y me llevo solo lo imprescindible.
Es una ciudad preciosa, en seguida tengo la sensación de que es mi preferida. Me entretengo sacando fotos de unas esculturas enormes en la plaza principal al lado de otra iglesia. Paseo por la plaza del Zócalo, aquí empieza nuestro free tour por la tarde. Busco una casa de cambio recorriendo la calle principal, o andador como llaman aquí, por la que hemos bajado al llegar. Giacomo me escribe que está 'pronto y quedamos en el mercado de artesanías. Damos vueltas buscando un regalo para su prima que al parecer es un poco exigente y no le gusta nada de todas las fotos que le envía. Al final te llevas un imán por tonta. Nos bebemos una chula, ya es la hora del amigo, me falta la botana (picoteo). Damos con el mercado 20 de noviembre, este sí es de comida. El primer pasillo es conocido como el pasillo del humo: te ofrecen una cesta de carne y tu eliges los complementos con los que acompañarla y hacerte tus tortillas. Decidimos comer aquí, más por elección de Giacomo que mía, la carne no está mal pero los complementos pican una barbaridad, hasta el guacamole. Probamos unos chiles que nos dejan la boca ardiendo y dejamos de disfrutar de tener paladar. Entre el pago de la carne, los complementos, la bebida y las tortillas, nos sale por 240 cada uno. No me ha gustado comer aquí.
El free tour empieza a las 16h, decidimos tomarnos un café en la plaza y hacer algo de tiempo. El baño del sitio está bien así que suelto un mojón. Después de 15 días o los que sean, ya voy notando los contratiempos de horarios.
El free tour empieza un poco más tarde, Giacomo va a por un jersey, hace viento y frío a la sombra. Yo espero no enfermar. No recuerdo el nombre de la guía, pero es joven y muy expresiva. Es buena. Visitamos la iglesia de la plaza principal, nos lleva a la Casa Cultura del Mezcal donde te muestran los tipos de Maguey que utilizan, las zonas donde se produce, y hay gran variedad de ellos para escoger, de todos los precios, aunque más bien etiquetas caras. El lugar tiene encanto, hay bar para tomar algo, Giacomo y yo quisiéramos venir un día. De ahí nos vamos a otra Casa de Cultura en un monasterio. Hay actividades de lecturas de libros con niños y automáticamente me enternece la vibra de este sitio. En la parte baja de la biblioteca (hay un montón de bibliotecas y librerías en esta ciudad!) se puede visitar una exposición de vidrio soplado que tiene esculturas asombrosas. Giacomo y yo estamos como niños mirando una por una y sacando algunas fotos, la otra chica del free tour (apenas somos tres) que es de Puerto Rico (pronunciése esta palabra con tono inglés) no parece entusiasmada con lo que ve y pasa de largo. Una vez visto cada rincón, seguimos.
Paramos delante del teatro, tiene capacidad para 800 personas, antiguamente fue casino, y luce una arquitectura francesa del siglo XIX-XX, art decó. Nos cuenta la leyenda del escudo de Oaxaca, que tengo que refrescar en algún momento. Ponemos rumbo a Santo Domingo, pasamos por un mercado de artistas que nos cautiva a Giacomo y a mi, además de ver un globos muy particulares que portan muchachos, y que tienen escritos nombres de personas que se casan. Le preguntamos sobre esto a la guía y también sobre las desapariciones de varias personas en esta ciudad, normalmente por asuntos políticos, otras, feminicidios (en la plaza del Zócalo hay un mural con varias fotos de gente desaparecida hace ya más de 10 años, y recientemente una mujer activista y política ha desaparecido por entrometerse en ciertos temas). El caso Ayotzinapa habla de la desaparición de 43 estudiantes de los que nunca se volvió a saber...
En la iglesia de Santo Domingo hay varias bodas. Los bailes son geniales: están los tipos de las bolas que dan vueltas sobre sí mismos, dos monigotes que representan a los novios, los familiares alrededor (y turistas) grabando y tomando fotos, mujeres vestidas con ropas típicas bailan la danza tradicional y los novios en medio celebrando su reciente casamiento. Visitamos el interior de la iglesia y es preciosa. Dentro está el Cristo del Rayo (un rayo quemó la iglesia y milagrosamente quedó intacto) es traido de España, por cierto, aunque la iglesia está dedicada a la Virgen de la Asunción.
De ahí cruzamos otro mercadito de bisuteria muy cuqui, nos gusta más que nada de lo que hayamos visto hasta ahora, es más original. Nos paramos frente a otra iglesia que está cerrando pero el objetivo es hablarnos del auditorio que luce en lo alto de la montaña. Nos habla de Guelaguetza, una representación típica anual de todos los bailes y comida típica de Oaxaca. Antiguamente era para el pueblo, gratis, ahora ya es de pago. Junto con el día de los muertos son las dos festividades más típicas. Terminamos tour, damos propina, ha sido bien simpática. Lástima que hayamos sido pocos para compensarle el trabajo bien hecho.
Giacomo y yo volvemos al mercado de artistas, nos han gustado algunas pinturas y un señor que vende corazones con objetos pegados en él. Hay corazones con ojos, tubos, relojes, labios, bocas abiertas, dientes; en diferentes colores y tamaños. Yo no tengo espacio pero me encantan, Giacomo compra uno pequeño y más tarde comprará el negro y dorado, con un reloj y una cabeza en el lateral. Preciosos.
Nos separamos para ir cada uno a su hotel y juntarnos a la noche, todavía no me he duchado, aunque como no hace tanta calor no me siento tan sucia. Me muestran la habitacion compartida, no lo recordaba pero la había reservado femenina. Solo hay una cama ocupada, genial. Ocupo la mía y paso al baño corriendo. Puedo cagar y ducharme tranquila, lo agradezco. He tenido que pagar por dos toallas y el candado (se me olvidó traerlos desde casa). Las toallas son un único pago y puedo pedir más para cambiarlas. El candado me vendrá bien.
En lo que Giacomo termina de arreglarse y me da señales, subo a la terraza del hostal que mola bastante aunque hace viento. A las 19h30 empieza el drink and meet, Daniel se presenta como el Host del Hostal y me invita a unirme al grupo, tenemos una bebida de mezcal de cortesía. Empezamos a presentarnos: hay dos belgas, chico y chica, uno de California (again de esos que se hacen los coool hablando en inglés aunque la lengua materna sea el español), su amigo que es de Puerto Vallarta (éste me inspira buena vibra) y un francés, Florián. Nos reímos bastante en lo que vamos sacando papelitos de un cuenco respondiendo preguntas o cumpliendo retos. Me voy animando y colaboro, noto a Daniel fuera de ánimos a pesar de que lleva las riendas. Después de unas buenas risas, unas cuantas charlas y chupitos, tenemos clases de salsa gratis. Me lo paso muy bien.
Dani me dice que hay una fiesta de unos amigos suyos en Casa Bestia, le digo que nos vemos allí. Nos juntamos Giacomo y yo con intención de ir a cenar a un sitio que he visto que hacen pozole y tacos, pero hay cola, y como lo otro acaba sobre 22h decidimos ir primero a eso y luego venir a cenar.
Casa Bestia es una casa de cultura y ese día tienen una puta fiesta montada en un baño. Es música electrónica, estoy volando. Las chelas van subiendo y pedimos más. Giacomo sonríe mientras me dice "complimenti, que forte che sei". La música es buenísima. Se hace un porro de marihuana y volamos muy alto, tenemos una conversación muy profunda en lo que admiramos un cuadro del lugar. Estamos bendecidos. Conozco a Daniela, que está con su prima. Llevan una honda totalmente distinta, Daniel es un terremoto que quiere jaleo y la prima está sentada en el ropero con el móvil. No recuerdo del todo las conversaciones, pero se que me desmarque diciendo un par de cosas que calaron en el alma. De hermana a hermana, estamos pa cuidarnos. Giacomo hace sus amigos también, no para de sonreír. Hay una muchacha bajita, de la que no recuerdo el nombre, pero que me transmite paz solo con su presencia. Es callada pero me da la sensación que sabe más que cualquiera del lugar. Qué puta pasada de música, qué bien me lo estoy pasando. Llega Dani con los chicos del hostal, vienen on fire. La fiesta sigue cuando cierra Casa Bestia. No recuerdo el camino que tomamos, solo que seguíamos a alguien, voy volando. Vamos a un antro que no recuerdo el nombre, Giacomo si, y hay más música electrónica. Gracias diosito. Las caladas a otro porro me provocan un buen mareo y necesidad de agua. Sigo bebiendo, bailando, interactuando con Daniela y la otra chica. Espanto a los pesados. Me encuentro con Dani en el baño que me invita a merca, una puntita, me dice que le gusta mi actitud y que tenemos un trabajo parecido. Le digo que simplemente comparto su carga pues no me cuesta ayudar "eres increible" "no me lo digas tanto que me lo creo". Poco recuerdo de esa parte de la noche: buena música, mucho baile, chelas por doquier, agua de vez en cuando, y un pedo tremendo. Llega un momento en el que decido hacer bomba de humo. Llegando al hostal le escribo a Giacomo, y menos mal, no hay necesidad de preocupar a nadie. No sé ni cómo llegué. Y menos mal que dejé todo listo para no tener que hacer ruido al llegar.
Al día siguiente me despierta el recepcionista: Lorena te buscan del tour. No manches!! ¿Cuanto necesitas? 15 min. Me sobraron seis. Qué vergüenza y qué resaca. Giacomo está ya en el bus, los dos reímos. Creo que todavía voy borracha.
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