LATAM - una ciudad en ruinas y cascadas
Me despierto temprano, con una sensación de desahogo por tener reservas hechas. Preparo la mochila y todas mis pertenencias y voy a desayunar, son las 7h30 y vienen por mi en media hora.
Hoy visitamos la zona arqueológica de Palenque, la más importante de su época. En el transporte vienen dos personas, el conductor y alguien que parece guía. Voy sola, otra vez. Cuando llegamos al sitio el guía me explica el mapa con intención de que me asuste la caminata y para contratar el tour con él. Quiere cobrarme 1500 el sencillo y 2300 el que incluye un paseo por la selva. No manches cabrón, voy sola no voy a pagarte tanto, ni que fueras un guía europeo (lo siento!). El conductor me sube a la parte alta, me da un punto y hora de encuentro, y que probablemente sea otro carro el que venga a por mi, que no me preocupe del equipaje (intentaré). Arriba viene un guía, me ofrece el tour de la selva por 700 pesos. Los pago, a mitad de precio sí. Ya me arrepentiré mañana. Se llama César, tiene buena vibra.
Nada más empezar el tour, se acerca un mono aullador a pie que me pasa apenas a un metro (pachamama te quiero, gracias). "Probablemente sea un viejito que la manada o tropa haya abandonado porque retrasa al grupo" me dice César. "Siendo recolectores nosotros hacíamos igual, la naturaleza es la que es" le digo. Creo que nos llevaremos bien. Empieza a contarme la historia y edificios que vemos. Palenque fue la segunda ciudad más importante del periodo Clásico Temprano, gracias a las tecnologías se sabe que el terreno abarca unos 1600 edificios de los cuales no se ha explorado ni el 2%. El resto se hayan sepultados en la selva. Me señala una montaña altísima, bajo la cual hay un templo. Asombroso. Por lo visto fue un español el que la descubrió por casualidad. El primer templo venera al Dios de la muerte, hay una calavera en una columna que confirma este hecho. Pero aquí no se hacían sacrificios, solo se daban ofrendas. El siguiente edificio colindante son sarcófagos, y corro la suerte de que apenas lleva 10 meses abierto para entrar en su interior. Dentro está la tumba de la reina roja, un sarcófago que en su interior se hayaba pigmentado en rojo y con gran cantidad de ofrendas y piedras preciosas. Hablamos de matriarcado e inevitablemente me agrada. El templo que sigue es del hijo de la Reina roja a quién cedió su sucesión, Pakal, un señor muy alto para la época. Algunos conspiranoicos creen que vino de otro mundo, por sus dimensiones y por la representación en el trono. En vertical, el jeroglífico nos muestra a este gobernador sentado en un trono con representación de su cosmos en tres planos: el cielo, la tierra y el inframundo; también con sus deidades. Sin embargo algunos expertos que colocaron la imagen en horizontal, aseguran que es una nave espacial (¡en efecto lo parece!). Hay tres teorías de por qué se da el abandono de ciudades como esta o Yaxchilán: cuestiones territoriales con otras tribus, deforestación por la quema de madera para conseguir una especie de cal y arcilla para la construcción de los edificios, y en esta última ciudad, la divertida teoría de que se subieron a la nave espacial y se fueron. En este palacio se representan los 83 años que vivió el gobernador en los diferentes niveles, que se fueron construyendo a medida que cumplía años, y en su interior se encuentra el sarcófago más grande, creo, del continente americano.
El siguiente templo, el Palacio, es un conjunto de edificios residenciales para gobernadores y familiares. Supuestamente era un avance tecnológico para la época, pues contaba con ventilación, baños y sistema hidráulico, y comodidades como camas bastante inusuales entonces, inclusive una torre observatorio, por la cual, en el equinoccio el sol se filtra por su abertura central. Estos mayas lo tenían todo estudiado oiga. Por detrás se encuentra el acueducto que me recuerda a los árabes y su manera de abastecer a las ciudades. Sin embargo el agua de este río es muy rico en minerales y fosiliza hasta los palos con el paso del tiempo! Si bebes mucha 'te cae pesada' por la falta de costumbre, y para nadar es tosca, como la de los cenotes. Cruzamos el acueducto y subiendo unas escaleras está el conjunto de las Cruces, en este lugar es donde se hacían los sacrificios. Hay un altar en medio rodeado por tres templos: el del Sol, el del Maíz, y el de la Cruz Foliada. Se puede subir al templo más alto y la vista desde arriba es preciosa.
Ahora toca la parte del tour que se adentra en la Selva, ayer llovió así que la fauna está muy tranquila (si tienen agua se resguardan más que si tienen que salir a buscarla). En ese sentido no tenemos suerte ni para ver monos ni quetzales ni guacamayos. César se toma un palo en caso de encontrar serpientes (mierda, ahora ya voy paranoica mirando el suelo jaja) hablamos de cómo afrontar una picadura, tienes 1h si es venenosa y em vez de torniquete se recomienda abrir, cortar, una vía para soltar el veneno, y sobre todo mantener la calma para que él corazón no bombee tan deprisa. En el fondo no me dice nada nuevo. Me muestra un panal de termitas, lo toca, ahí están esos minúsculos bichito, pone el dedo para que se le suban (verás) se las come (qué ha es?) "esta es la fuente de alimento si te pierdes, saben a menta, prueba". Es verdad!!! Descubro que me encantan las termitas. Vamos viendo murales de edificios enterrados por la naturaleza, en algunos se aprecia la entrada al interior. En el río hay restos de vasijas, caracolas fosilizadas por la mineralizacion del río (me llevo una). Es un paseo agradable en el que hablamos no sólo de la naturaleza y de la ciudad enterrada, si no también de nuestro trabajo, de su familia, de las tradiciones familiares mayas. Él se considera la oveja negra de su familia, tiene 14 hermanos, se casó tarde, está separado, solo tiene dos hijos. Me cae bien, me alegra haber pagado el tour (no hemos encontrado serpientes y por desgracia tampoco hongos alucinógenos).
Me queda 1h de tiempo, termino de recorrer por mi cuenta el resto del sitio arqueológico, hablo con Carmen de percepciones, de sentimientos respecto al viaje, me emociono con mi padre hablando de mi nonno (ti amo sempre), me lo tomo con calma hasta que vuelvo al punto de encuentro. Unos muchachos me ofrecen hongos, me encantaría, pero no me fio ni un pelo de la mierda que vendéis.
El transporte tarda un poco, sufro por mi mochila, y finalmente llega Martín, un señor mayor con dificultad para andar pero un aura muy bonita. Somos 5, dos parejas y yo, voy de copiloto, otra vez, me siento la guía. Hablo con Martín, lleva 40 años en el turismo como conductor. Esto se deja ver cuando pasamos por un control de policía y saluda al comandante. Le pregunto muchas cosas que sabe responderme, por ejemplo, me cuenta que el Pozol con cacao es una bebida hecha a partir del maíz, bastante concentrada, que beben los agricultores cuando pasan días enteros labrando el campo. También me habla de lo que voy a ver en los pueblos indígenas y algunos de sus rituales: "en la iglesia de San Juan de Chamula, vas a ver que no puedes tomar fotos porque te multan con 4200 pesos o te rompen el móvil. En ella los chamanes hacen rituales para los males de ojo, o los males en general. Si el chamán siente que tu pesar es leve, te pasa las hojitas (lo que me hicieron en Hubiku). Si considera que tu mal es mayor, te pasa una gallina. Esta gallina aborbe tus males y la sacrifican delante tuyo. No se puede comer, la desechan. Y si ya el chaman considera que tu mal es muy grave, te pasan un avestruz." Jajajajajaja tiene mucho humor este hombre.
Llegamos a Misol-Há que significa caída de agua, es una cascada en la que tenemos unos cuarenta minutos para fotografiar y recorrer la gruta que pasa por detrás de la caída. Es un lugar precioso, me gustaría tener más tiempo para bañarme y hacer la ruta entera, pero me conformo. Cuando estoy de vuelta al estacionamiento escucho a unos españoles que me dicen que son de Madrid. Van con el italiano que estaba en el bus de Mérida.
La siguiente parada es Aguas Azules, un río que va formando pozas en las que bañarse y que en temporada de sequía son claritas, de un azul turquesa. Nosotros las veremos más turbias. En el camino el grupo ya está animado, nos presentamos: la pareja de atrás son de Guadalajara, Eduardo y Andrea, los de en medio son de Cancún, Yasmin y Andrés. Paramos en mitad del camino a por unas cervezas que nos invita Eduardo y placticamos todo el camino. Nos reímos bastante pues les hablo de Caso Cerrado, el programa de casos tan random, y es la broma del día.
Cuando llegamos a Aguas Azules nos sentamos juntos a comer. Yo pido pescado empanizado porque no me apetece quitar espinas, muy bueno y no es caro, y pruebo el agua de melón que me encanta. La pareja de Cancún (ella es de Guatemala), nos cuenta que tienen una pastelería y algunos arbnb. Hablamos de la vida en aquella parte de México, de la policía corrupta, del turismo. Eduardo es oftalmologo. Hablamos de cómo son los casamientos en México, de que el cliente mexicano es muy exigente, de la compañía de los perros. Me caen muy bien y Eduardo me ha calado rápido: "no pues con el tono de Lorena me consta que los perros te hagan caso". Siento no pasar desapercibida jaja.
Nos separamos para visitar el lugar. Tomo fotos, grabo, me pido un café. No es el lugar más bonito, pero estamos tranquilos y se agradece. Me encuentro con los españoles y me paro a hablar con ellos. Esta vez sí le pregunto al italiano de dónde es, es de Cerdeña. Todos van para San Cristóbal de las Casas, así que quedamos en vernos allí. Son compañeros de trabajo, médicos, dos de ellos están haciendo rotación externa como Isa, Iván y Laura, Jon es novio de Iván, y luego están Sara y Cristina. Hablamos de lugares en los que hemos estado, de precios, de impresiones. Me apetece juntarme con ellos más adelante.
Son las 5h30 y tenemos como 6h para llegar a San Cristóbal, pues tenemos que retroceder como 1h hasta el punto en el que hacemos intercambio de transportes y porque han cortado algunas carreteras y tenemos que tomar una alternativa poco asfaltada. Les cuento el caso Pelicot del que no han oído hablar (¿cómo puede ser?) Se quedan pasmados, obvio. Hablamos de robos, secuestros, venta de órganos. Justo los temas de conversación que me hacían falta. Intercambio número con Eduardo, me dice que si voy a Guadalajara que me recogen y guían. Les digo que les preparo un viaje a España cuando lo deseen. Me despido, he estado muy agusto con ellos y me he sentido muy libre de hablar sin tapujos. Tengo la misma impresión de su parte. En el cruce nos volvemos a encontrar con la pandilla española, no iremos juntos en la misma furgoneta pero si en convoy. El italiano se llama Giacomo.
El camino de regreso es toda una aventura. Parece que vamos en una montaña rusa con el traqueteo del camino. Mi cabeza sigue en los temas de conversación arduos sobre este país, no quisiera que me pasara nada malo, "a la gente buena le pasan cosas buenas" pienso, beso mi amuleto, tengo que recargarlo pronto. Pienso en ella para ayudarme a dormir. Es fascinante la capacidad de imaginar una vida a su lado, las ganas de un reencuentro. Me la imagino en Maldivas y consigo dormir al menos un poco. Hacemos parada para baño, los españoles están entre quejicas y divertidos por la situación del transporte, "¿habéis visto que nos ha escoltado un coche patrulla un tramo?". Se han tomado no sé cuantas pastillas para el mareo y para dormir. Se nota que son médicos y les digo de broma que me imaginaba que la mitad de sus mochilas eran medicamentos. Compramos agua y algún snacks y volvemos a la 'atracción'. Ahora me cuesta más dormir, tengo frío, me tapo con una chaqueta que no sé si es del señor de al lado pero le sonrío en lo que me voy tapando. Sufro un poco por pinchar, volcar, o que alguno de las casas que atravesamos llame a los que tienen cortada la carretera para que vengan a este camino. No ocurre nada de eso, aunque sí hay quién vomita. Consigo dormir otro poco hasta que uno que va delante, el que se ha torcido un tobillo (en la parada le pido a Iván que se lo mire, para que el señor se quede tranquilo. Me gusta la forma tan tierna en que Iván lo inspecciona). Qué terrible es esta personalidad de guía metomentodo. Bueno, el que se ha torcido el tobillo no para de hablar y de hacerle preguntas al conductor, me molesta. Quiero llegar ya.
Llegamos sobre doce y media de la noche, mi hotel tiene la puerta cerrada "por favor que la recepción esté abierta". Me atiende un muchacho, me enseña la habitación que es amplia, cómoda. El lujo que necesitaba para estas tres noches. Tengo smart TV, me pongo el castillo ambulante después de pelearme con Netflix unas cuantas veces, y cerca de dos y media, me duermo.
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