LATAM - Puerto Escondido

Oaxaca es hermosa a primera hora del día, pero hace frío o yo voy con ropa inadecuada como dicen los nórdicos. No manches al final tendré que acabar comprándome algo. Desayuno con las vistas del hostal, tengo curiosidad por aquel pueblo que se ve al fondo, colorido, como si fueran fabelas. Del otro lado está el auditorio donde la noche anterior tocaron los Caifanes. Me pido la tostada de aguacate y algo de fruta en lo que escribo un poco. Sigo con una pequeña sensación de vacío. Viajar sola mola, pero la letra pequeña es la de despedirte de personas que te van acompañando a lo largo del viaje. Eso no mola tanto. Quemo en el cigarro las asperezas restantes y me pongo pilas en ir al centro, visitar algunos puntos desconocidos todavía, cambiar dinero y comprar tabaco de liar en una tienda que un señor de un bar amablemente me recomendó. Echaré de menos Oaxaca, me gusta tanto su ambiente.

No veo a Dani en el hostal para despedirme de él, seguro que se lió con el jazz. Espero que lo pasaran genial.

Voy a la estación, son pocas horas de bus, conozco a unos asturianos que van a mi vera y compartimos impresiones y recorridos. Una charla común. Ella es preciosa, me recuerda a Olivia Newton en Grease y en morena. Una cara muy dulce. Él vivió algunos años en Durango y me cuenta sobre aquella zona y su experiencia.

El paisaje durante el camino es frondoso y verde, hay mucha montaña por esta zona. Demoramos un poco porque andan ampliando la carretera. Agradezco estar parada a esa altura y simplemente observar por la ventanilla. Ya en Puerto la terminal es pequeña, Google no señaliza ni en pedo un medio de transporte al hostal, paso de taxis, empiezo a caminar. Total, está a media hora. De camino veo un minibus y le pregunto al conductor, "si mamita allá delante en la esquina". Espero cual blanquita europea dubitativa. Llega otra van, le muestro donde voy y me explica que esa no llega, y que el vehículo que espero es una camioneta blanca y azul con el nombre Zicatela, que llega justo detrás. El conductor simplemente me hace subir, y por purita observación, comprendo que se paga al bajar. Es abierta, compartida, tiene un timbre para que te deje donde mejor te convenga. Qué práctico. Me bajo en el cruce de mi hostal, son 12 pesos, le dejo 15, "para mi fue una aventura" y el tipo se ríe. Pinche gringa hispana jaja. 

Llego al hostal y me recibe Andrés, que apenas estaba fumando con otros compañeros que andan por allí. El lugar es bonito, en madera, tiene piscina, es modesto en tamaño pequeño, me gusta. Dejo las cosas y me bajo a la playa, tengo calor y necesito un remojo.

Para mi sorpresa, no tan grata, el mar es mero oleaje y hay carteles bien grandes que señalizan que no es zona de baño. Mierda. La verdad es que las olas me impresionan bastante, no me metería así como así. Observo que al final hay una playa más tranquila y me acerco hasta allí a ver si se me diera la oportunidad. La zona es tranquila, la arena blanca, apenas camino una media hora cuando llego al otro lado, hay barcas varadas, no es la mejor zona de baño tampoco. Hay varias familias mexicanas disfrutando de comidas juntos, con música, sacando a pasear sus barquitas. Me recuerda a Playa Blanca en Lanzarote, por lo que sea. Decido sentarme en una mesa y pedir una chela, pues los precios de la comida están por las nubes. De regreso me paro en un chiringuito, tengo hambre llevo desde el desayuno sin comer y casi son las 18h. Andrés el del hostal me ha comentado algo de cena, pero todavía necesito algún momento a solas. Me tumbo en una hamaca, pido chela, pido nachos, pido sandwich. Hablo con aquellos que están lejos...

Cabrón como no me avisas que he pedido mucha comida!! Me llegan dos platos gigantes y solo consigo terminarme el sándwich, me llevo los nachos; me tomo otra chela. 

A la llegada al hostal me doy un baño en la piscina y al rato me veo jugando con la pelota con algunos huéspedes más. Conozco a Cristina, es griega, está de voluntaria. Es muy guapa y parece simpática. Los otros son un chico de Dinamarca, un chico Belga y otro Esloveno, de este sí recuerdo el nombre, Yuri. Se hacen las 20h y salen a la cena, parece que lo que me había dicho Andrés es que la cena es gratis para huéspedes (otra vez eres tontísima gastando dinero, reina) y por lo visto es todos los días, también el desayuno. Qué guay. Les dejo cenar e incluso les ofrezco el cacharro de nachos gigante que no voy a ser capaz de comerme "I'm pleased to share it". Suena un oooohhh general y me marcho a ponerme cómoda. 

Cuando van acabando me acerco a la mesa para fumar, "será que me dejarán fumar María?" hasta que veo grinders por doquier y bolsotes en la mesa. "Eso es un sí." Empezamos a interactuar, preguntarnos, conocernos. Es bonito conocer gente por el camino pero a la vez me produce una sensación de que las primeras veces siempre son el mismo tipo de conversación: de dónde eres antes que el nombre, cuánto llevas viajando, de dónde vienes, para dónde vas, primera vez, etc, etc. Particularmente llega a cansarme un poco, son muchas y son de paso. 

La peña del hostal son todo voluntarios, hay una francesa que vive en Barcelona, Lea, que me cae bien, tiene carácter y marca mucho su espacio. Pero entiende cada puta palabra que digo y a ella le pasa igual jaja. Con Andrés tengo una afinidad muy bonita, que se acentúa a la que compartimos mota. Mi inglés está un poco rusty y cuánto más fumo me siento más torpe para hablar de según qué temas, me atropello, no me explico bien, no encuentro palabras. Pero bueno, ahí sigo. Acabo proponiendo el juego del drink and meet de Dani, escribir preguntas que vayan a un bote e ir respondiendo. Tardamos un poco en ponerlo en marcha, no sé yo cómo saldrá esto. Se suma Omid, un chico nacido en Irán pero que vive en USA. Habla un poco de español, enseguida se fija en mi. También lleva la batuta de la situación hasta el punto en el que me abruma. Es un tipo inteligente y ve con dos ojos, además de que no fuma jaja. Me da la sensación de que falta chela, pero ahí vamos, intentando rodar. El Irán escribe preguntas que dan que pensar: '¿qué es sentirse vulnerable?, ¿qué consideras que es rendirse, to surrender?", y otra sobre hacer sexo contigo mismo que Yuri no sabe responder. Reímos en algunas más, en otras menos. Vamos fumamos, yo la primera, esa sensación de que todo ruede sobre mis espaldas me traiciona y me hace más clumsy, más torpe, Omid me respalda.  

Una vez termina el juego, el Belga y yo proponemos el Time's up. Él lo conoce de una forma y yo de otra, pero la base es la misma, solo cambia que el juega en parejas de dos, y que le añadimos la cuarta ronda solo de sonidos. Me toca con Andrés. Empezamos torpes pero remontamos, al final quedamos los terceros. El trio: Rita (México), Omid y Yuri, primeros; Ana (Austria) y Vibiana (Alemania) segundas, Andrés y yo; y Casper, el Belga y Cristina. Ha sido divertido.

La marihuana no me ayuda esa noche. Yuri me hace sentir incómoda por algún motivo, la griega tiene una cara de poco conforme de base, estoy muy out de mi inglés, Omid me sigue abrumando. Definitivamente me falta chela.

Decido irme, no a dormir pero a hablar con Majo. Con lo que vengo sintiendo no estoy muy segura de que sea el mejor momento pero ahí está, preciosa, alimentando a los gatitos, a Tofu, me cuenta su viaje con una sonrisa resplandeciente. Cuando hablo yo siento que me atropello, que no digo lo que quiero contar. Mierda, que torpe eres hija. En este momento no me aprecio casi nada y creo que se nota. Nos despedimos... 

Y a probar la nueva cama. 


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