LATAM - Las pirámides y David

Hoy he quedado con David, un treintañero que conocí en un viaje que hicimos a Escandinavia apenas un año atrás. Hemos quedado en que me recogería temprano, sobre 9 en el depa. Bajo a desayunar temprano con intención de escribir al bar más próximo del depa, pero tardan un poco en abrir. Al final tengo el tiempo justo de desayunar antes de que me recoja.  

Cuando llega nos saludamos con un eufórico abrazo y nos subimos al coche para emprender casi 1h de camino hasta las pirámides. Durante el trayecto nos ponemos al día de trabajo, romances, hablamos sobre México y me río cuando David se estresa porque en los peajes que pasamos hay algún tipo de retención porque unos pendejos no podían pagar. Le pido que se relaje, que no tengo expectativas ni prisa. Palpo de lejos la necesidad de que todo salga bien, me abre y cierra las puertas del coche y tiene costumbres muy de galan, como invitarme a todo. También hablamos sobre esto, ya que dice que las europeas "no nos dejamos". En realidad me incomoda, aunque le quito hierro al asunto puesto que lo hace con buena intención. 

Llegamos al lugar y pagamos el ingreso y el parking, dejamos el coche y caminamos al interior. Tiene gracia porque siendo su país, el colega pensaba que le iba a hacer un tour. Consciente de que no me va a contar nada, busco información en lo que vamos transitando las piramides del parque. Hay una con cabezas bien conservadas que me fascina, aprovechamos para fumar (¡no recordaba que él fumaba! En un país donde me siento la apestada, mis amigos resulta que lo son también en su mayoría). Cuando vamos a encarar las dos grandes pirámides vemos a un guia/profe con varios alumnos al rededor así que me aproximo para escuchar lo que les cuenta. Básicamente lo que hace con ellos es recorrer cada peldaño de la ciudadela, por decirlo de alguna manera, mientras les explica las siete fases de la vida hasta la muerte, que como ya conté, no es muerte si no vida después de la vida.

El primer 'peldaño' es la infancia. Un llano abierto, despejado, sin obstáculos, liso y de grandes extensiones. La segunda es la primariamente vislumbran edificios entorno, aún no excesivamente grandes pero que ya resguardan 'al niño' y con algún promontorio que atravesar. El tercero es la adolescencia, y los bloques laterales van aumentando así como las escaleras de un peldaño a otro; como los valores y los fundamentos en la familia y los amigos, donde predomina la familia. En la juventud y la pubertad, estos valores se van redefiniendo, primero cobrando gran altitud y luego estabilizandose a cierta altura, para dar paso a otras necesidades e ideologías, como la vocación. A medida que se avanza, la pirámide del Sol, que es la de la vida, va quedando más cerca, a mano derecha. Y entre la pubertad y la madurez existe lo que se llama "salida falsa" que es un camino a mano derecha, como por la puerta de atrás, haciendo alusión al suicidio. 

Hay algunos datos que tengo que refrescar y a parte el profe se para justo en la pirámide del sol para invitar a los muchachos a visitar el museo, por lo que entre eso, y la aparente desesperación de David seguimos avanzando por nuestra cuenta. Otras cosas que aprendo o recuerdo es la mención al cielo, la tierra y el inframundo; y el equinoccio como serpiente masculina y el solsticio como hembra embarazada, supongo que haciendo alusión a buenas cosechas entre otros aspectos de una estación y otra. David, que se asombra de lo buena estudiante que resultó ser cuando me aplico, me pregunta por la pirámide de la Luna y le digo que a mi parecer es la que simboliza la muerte, la etapa final para volver a la vida a través de la reencarnación. Exploramos ambas pirámides, tomamos fotos y videos, vemos un palacio de gobierno del cual no recuerdo el nombre pero que conserva frescos y relieves en sus paredes y de ahí al museo.

Cuando ya hemos turisteado suficiente, volvemos al coche, pues David quiere llevarme al restaurante típico donde todo el que visita las piramides debe conocer. Se llama la Gruta y es porque está enclavado en el interior de una gran gruta, y en vísperas del día de los muertos, está todo decorado con cempasúchil y los meseros vestidos tradicionalmente. Hay cola de unos 40 min, decidimos esperar con una michelada en una mesa lejana (para poder fumar) en el jardín con mesas que tiene para tal fin. El tiempo de espera parece mucho pero en realidad corremos suerte. Entre tanto, seguimos hablando de impresiones de la vida y aprovechamos para ir al baño. Cuando dicen su nombre por megafonía, nos bajan y sientan en una mesa bastante bien ubicada, céntrica y cerca de un pasillo y altar con velas por el cual la gente sube y baja antes de irse del lugar. 

La carta es electrónica, pero ni el WiFi ni la web funcionan así que nos traen la clásica. Yo pido una sopa (no puedo resistirme a un plato de cuchara) llamada 'de la Milpa' con caudillo de frijol con calabaza, chayote, elote, jitomates criollos, juliana de tortilla y queriendo y flor de calabaza. Y de segundo "Torre de Huauzontle rellena de quesillo" que entre toda la carta es un plato que viene con una croqueta y yo extraño mi país. David se pide otra sopa y chapulines, de los cuales se arrepiente porque viene una gran cantidad de bichos en la tostada, que me resulta tentadora solo por el guacamole. Comemos muy rico y abundante, y de postre digo que es mi cumple para que me toquen una concha o corneta y me pongan una bengala. Soy como una niña chica pero es divertido y David me sigue el juego, además de pagarlo todo. Ahora me siento entre princesa y reina. 

Al terminar de comer nos explican la tradición de dejar una vela con algún tipo de deseo, así que subimos al interior de la cueva y dejamos nuestros recados al más allá antes de abandonar el lugar. Gracias David, ha sido muy especial. 

De vuelta, David se anima a tomar una cerveza y me lleva a un rascacielos que conoce de una fiesta privada en la que estuvo una vez. Subimos a la rooftoop y desde ahí la ciudad se abre bajo nuestros pies. Estamos cerca del ángel de la independencia, las vistas son bonitas, aunque de ciudad, no me sorprenden sobremanera. Él se toma una cerveza y yo un café en lo que charlamos sobre asuntos picantes de la vida, del trabajo, de las tradiciones familiares... y pedimos dos cervezas más. David no me deja pagar, para variar, y nos vamos entre toda la parafernalia de un hotel de lujo, de recoger el auto en el aparcacoches, etc. 

De camino a dejarme, le convenzo para ir a la Cineteca que descubrimos queda a dos pasos de mi depa y tiene aparcamiento. Tras mirar las películas disponibles en ese horario, compra los tickets para "en nombre de Dios", compramos palomitas y bebidas y entramos a la sala. Sabemos que estamos en el lugar adecuado cuando la publi previa a la peli son unos dibujos haciendo guiño a todos los temas que hemos estado tratando a lo largo del día. 

La película es mexicana, cine independiente, va de un niño que vive en un pueblo con su madre y su abuela. El niño va a catequesis para hacer la comunion, pide limosna y ayuda en algunos chanchullos para ganar dinero; le encantan las carreras de caballos y va con algunos adultos bastante rudos y machistas en ciertos comentarios. Tiene una relación especial con su abuela que es quien le habla de Dios y del camino que debe seguir. Pero esta fe se va a la mierda cuando la abuela muere y su yegua favorita también. 

No es una peli de diez, pero me gusta la lentitud y sucesión de planos, lo que intenta transmitir. La disfruto y me hinchó a palomitas.

Me despido de David y quedamos al dia siguiente, pues tiene libre la mañana hasta las 19h que tiene clase. Quedamos en vernos sobre 10. 

Subo al depa, ya sin inconvenientes y conociéndome los de recepción y caigo rendida.



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