LATAM - CDMX y Camila y su tita
Me despierto con el frío de un apartamento desprovisto de calor humano desde hace algún tiempo. Hoy el plan es ir a conocer el centro de Ciudad de México. Reparo en que no tengo agua caliente, hace y tengo frío, hago un checo checo y rebajo la cruda de anoche de la cual conservo buen sabor de boca. Mi intención es ir caminando así que me ubico en cuánto a dirección y empiezo a andar. El objetivo siguiente es conseguir uns cafetería con desayuno a precio razonable y lugar donde cargar el móvil. Encuentro la ideal y reposo una hora de buen café y cigarro.
Con la media hora andada, y la panza llena, me adentro en la boca del metro para recargar la tarjeta que me prestó altruistamente una chica del hostel de Puebla. Miro las indicaciones y me oriento hacia el andén correspondiente. Observo a mi alrededor, no hay mucha gente. Cuidando de mis pertenencias entro al vagón y me siento. Son como siete paradas pero la subida y bajada de pasajeros me entretiene. Casi una hora después ya estoy en el centro. Salgo en el zócalo y me encuentro con un despliegue de carpas de alimentos, de libros, otras con charlas en vivo y personajes vestidos de catrinas, mayas u otras ocurrencias que pasean en busca de capturar a los visitantes. En una de las calles transversales hay una cabalgata de alebrijes. Me aproximo lo más que puedo para ver el final. Cuando termina, el pelotón se despliega y sigo mi institnto de caminar sin conocer el rumbo. Hasta el free tour de las 16h tengo tiempo.
Atravieso una calle casi peatonal pero abarrotada de gente y comerciales gritando: lentes, lentes, quiere lentes. Más tarde con el guía comprendería que cada calle se distribuye en un tipo de producto: de lentes, de vestidos de comunión, de vestidos de cumpleaños de los 15 años, etc. Ando la calle hasta una plaza no muy lejos del zocalo donde hay un museo de arte, decido hacer cola y entrar.
Una vez en el mostrador intento safar de pagar menos con el carnet de guía y me da acceso gratuito por otros motivos que desconozcon si eran generales al público o personales con ese simple gesto; dejo la mochila y me adentro en el museo. El edificio es porfirista y es espectacular. Hay arte de distintas épocas y artistas, el que más distingo es Diego Rivera que descubro a través de ver por primera vez sus obras, bien variopintas, que me atrapan. Hay un par de cuadros de Van Gogh que se ganan la atención del público, toda un ala de pinturas religiosas igual que una exposición de apenas ángeles. Compro en una de las tiendas ce recuerditos unos posa vasos para Montse, un imán de un cuadro de Diego para mi (que acabaré regalando) yuna libreta pequeña que viene con boli para tener la posibilidad de escribir a mano. El precio me parece muy ajustado para ser un museo, por eso me animo a la compra, que utilizo al terminar de visitar el museo:
"me gusta Rivera, tiene cuadros geométricox sobre la Revolución, paisajes (Guanajuato), retratos (El joven en el balcón de su tiempo en París). Tomasa Venegas. Murillo - Guadalajara, hay volcanes, le gustaba Nietzsche. Lola Cueto, Tina Modotti. Guiñoles. Pablo O'higgins. De qué me suena Rufino Tamayo (Jalisco). María izquierdo. Diego, las tentaciones de San Antonio (rábanos). ¿Dolores del Río? ¡Qué bien dibuja Diego! José Clemente Orozco es muy oscuro. Cuadro largo, Diego, río (Juchitán) David Alfaro Siqueiros me gusta José María Velasco, mejores paisajes carbono. Adolfo Mexiac. Carmen Parra es divina, las penas del infierno. Javier Marín. La gente que viene a los museos a sacarse fotos postureo me da pereza. Miguel Madariaga - desventajas del ego I.
Agotadas las dos horas de disponibilidad, recojo mis pertenencias y me largo a buscar dónde llenar el buche. Me acerco a la plaza sin ver nada que atraiga mi atención, y pienso en los puestos de comida rápida de los laterales. Me acerco a uno que tienen pan y lo rellenan con carne, me vale. Lo llaman pancito de cochinita, pido agua de jamaica rellenada en una botella pequeña de agua que rezo esté desinfectada. Busco desesperadamente el punto de encuentro y llego puntual para que, como es sabido, me hicieran esperar a que llegase todo el mundo. _Ya he terminado de comer pero está prohibido fumar en todo el centro de Ciudad. Hay mucha gente, es un horror intransitable.
Nos dividen en inglés y en español y comenzamos el tour. Hay unos cuantos españoles, muchos catalanes, alguna argentina, chilena y algún otro país que no recuerdo ya. El guía se llama Alejandro, además de este trabajo se dedica a restaurar obras de arte. Nos muestra las ruinas de las piramides del templo mayor, el significado de Mexico, en el ombligo de la luna o del lago, por las tierras pantanosas que causan el hundimiento de Ciudad cada año unos cuantos centímetros. Le preguntan sobre Benito Juárez y nos cuenta que fue quien separo la iglesia dek estado y que capitalizó algunos bienes (en resumidas cuentas). En la plaza de los escribanos, de Santo Domingo, nos enseña que la frase comunmente dicha de "te graduaste en Santo Domingo" viene de ser un lugar en el que uno compra falsificaciones de muchos tipos. Nos recomienda un montón de lugares por el camino: en el interior de un palacio administrativo hay algún mural de Diego, a unas pocas casas la escuela de Frida, San Ildefonso donde hay un mural de Frida, el propio museo del muralismo con muchas obras de la revolución y post revolución que instruían y educaban a sus gentes sobre la historia; el museo de medicina lo define como bizarro; en Cinema Río ahora solo se ve porno pero fue un lugar donde se asentaron tñecnicos de los hermanos Lumière,. Menciona la Cinoteca de Coyoacán, donde estoy alojada, y halaba aquella zona. Aprovecha la calle de los vestidos de las quinceañeras para explicar la tradición: que consiste en un sentimiento comunitario de comunidad y de apadrinaciones. Soy tu padrino de tarta, vestido, chambelanes (bailarines), de alcohol; y a cambio es una alianza para toda la vida en la que si necesitas algo, tengo la "obligación" de responder. Hablamos de Porfirio y dice: "del 1821 al 1880, renta a EEUU por deudas, practicamente cede todo el norte de México y sur de EEUU. Esto durante 60 años. Una guerra de reforma que dura 15 años, en la que Juarez mata a Maximiliano. Porfirio hace cosas buenas (tipo Hitler, pienso; da trabajo, luz a viviendas, primeras necesidades cubiertas como adoctrinamiento)." Me ha gustado mucho este free tour y las explicaciones y buena honda de Alejandro.
Cuando acaba me voy al SAMBORS, un tipo Corte Inglés en Méxicano, voy al baño, compro un enchufe como cargador y salgo a la calle a ver el desfile que hay de Halloween adelantado. Pero no tengo mucho tiempo, he quedado con Camila y no quiero llegar tarde. Bajo al metro y la estampida de gente es sobrecogedora. Me colmo de paciencia y me asombro ante personas que se empujan sin dejarse salir primero, puertas que se cierran aún con gente entrando o saliendo, padres y madres con niños pequeños que parecen acostumbrados, y adolescentes que ríen ante el espectáculo. A mi no me hace especial gracia, incluso sufro cuando me toca estar delante de las vías y pensar en un pequeño empujón, o en la niña que tengo a mi vera. Cuando llega el siguiente metro conseguimos entrar, ya la niña en brazos de la madre y yo. Estamos bien apretados pero al menos estamos dentro, y solo es una parada (podría haber ido caminando). El desorden resulta ser provocado por no seguir unas simples normas de educación y respeto por las cuales fluiría mejor esa cantidad de peña.
Llego tras casi una hora a Coyoacán, voy al depa a dejar la cámara y algunas cosas y me coordino con Camila, que me espera abajo con su tia, tambiñen conocida en el viaje. Apenas recordaba que Camila tenía 17 años cuando nos conocimos, y que ahora es toda una mujer de 19. Su tia fuma, dato olvidado, y es una auténtica genia por como se comporta con su sobrina, la escucha y aconseja, y lo espléndida que resulta además de la insistencia en que le organice un viaje a Europa. Comemos contundente, pruebo la sopa azteca, carnes en un mortero típico del cual debo recordar el nombre y guacamole. Bebemos chela, chupitos que nos invita el camarero. La pasamos relindo escuchando rancheras de la Coyoacana, restaurante típico. Cuando acabamos volvemos a su casa donde me muestran fotos de la Cami que ha crecido siendo hija, nieta y sobrina única, una princesa. Y me dejan en mi bloque.
Ha sido un día muy completo y este reencuentro me ha dado muchas fuerzas. ¡Mañana más!
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