LATAM - Recargando pilas, baterías y amistades hermosas
Me despierto no muy temprano, hoy he quedado nuevamente con Alexia para desayunar en Coyoacán. Me aseo, visto y camino hacia el centro para llegar con algo de tiempo y tomar alguna foto, veo muchas ardillas e inmortalizo un video muy tierno de una señora queda de comer en la boca a una de ellas. Espero viendo pasar a los viandantes, Alexia me escribe que está en camino, espero.
Al rato me llama que el coche se le ha parado por la batería y va a demorar (tengo frío), me dice que vaya tomando lugar que ella viene al ratito. Tengo a Montse por otro lado llamándome ¿qué habrá ocurrido? que no sea Django por el amor de Dios. "¿Qué pasa chocho? Tu coche no arranca" La puta madre, ya es casualidad jaja. Me decido por entrar a uno de los restaurantes recomendados por Alexia en lo que espero y hago videocall con Montse y Aitor, el problema del coche es un problema ya para el regreso, por dinero y por liberar a Montse de mis asuntos. Me llama Alexia, le han puesto las pinzas y parecía que arrancaba pero se ha vuelto a parar, el problema es mayor de lo que pensaba, está esperando a su churri y a la grúa, le digo que no se apure, que al menos nos vimos, habrá otra. Me termino el desayuno buffet y me vuelvo caminando al apartamento, tengo que preparar la mochila para ir a Puerto.
Decido que es día de relax, me duermo media horita, preparo las cosas, bajo al cine a ver la última película, esta vez española: Espíritu Sagrado. Me fascina que haya un grupo de chavales viendo la peli. Se rueda en Elche y es una joya: la trama gira entorno a unos fanáticos de los ovnis y las reuniones secretas que tienen a la espera del gran día (se viene spoiler). El gran día está relacionado con la desaparición de una sobrina del protagonista, el cual se ve como luego involucra a la hermana gemela de la misma, que acaba por descubrirse en una red de tráfico de personas. ¡Cómo te quedas! Así me quedé yo. La peli exquisita, personajes y papeles muy random, de una españita que es muy profunda pero poco común. Joya.
Una vez termina la peli me vuelvo al depa a recoger mis cosas y voy camino a encontrarme con Majo y Jess, sobrina y tia que llevé en el mismo viaje que a David en Escandinavia. Hemos quedado en una crepería de Coyoacan, a 30 min de mi ubi, voy a pie (obvio) pues la mochila es bastante ligera en comparación a lo que suelo cargar. Por el camino me encuentro a Camila y a su madre, grata sorpresa. Me siento en la crepería a esperarlas en lo que pido algo, al parecer me he equivocado y hay dos, yo estoy en la más pequeña. Finalmente vienen ellas, cosa que agradezco por la intimidad del lugar. Pedimos crepas y frapes, charlamos mucho. Con Jess tengo un feeling especial, igual que con la tia de Camila, same vibes; Majo es apenas una adolescente de 15 años que me tiene devoción. Es un amor. Me cuentan el chisme de la pedida de matrimonio que oficié en la parte superior de un crucero por el Báltico con total exclusividad, pero que no llegó a puerto (bien irónico). Por lo visto ni siquiera la amistad entre el grupo fue más allá después del viaje, y eso que trabajan juntas. Cosas peores se han visto. Les pregunto por sus vidas, los estudios de mi peque que ahora va a un privado, me preguntan por la mía. Estoy muy agusto con ellas y hablamos de ese viaje a España que ya debería ir organizando.
Ojalá un viaje con Alexia y su novio, David, Camila y su tia, Paloma y su madre, y Majo y Jess. Los 9 que necesito para liquidar los casi 70€ de premium del puto Edreams que no pude cancelar a tiempo (ya lo contaré).
Insisten en llevarme a la estación e incluso acompañarme a la puerta. Me regalan una botella de mezcal y me invitan a las crepas. Demasiado jobar. Me despido con el mismo grado de alegría y de tristeza, las quiero, Majo además me brinda una carta que me hace emocionarme. No merezco tanto ni entiendo por qué me ve bajo ese prisma, pero me ablanda el corazón y acepto ese sentimiento y la sensación de vuelta. Nos despedimos definitivamente.
Mi bus sale en media hora. Tengo la cabeza en Puerto Escondido y en Jesús.
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