Mitomanía
Nunca pensé que fuese a descubrir este término a la fuerza. A fuerza de ingenuidad. Esa "Lorena caritativa" como me llama mi madre, que quiere salvar y salvar y no sabe ni cómo salvarse ella misma. Tampoco pensé que me equivocaría tanto este 2025. Las proyecciones eran totalmente distintas a las que ahora son, todo ha cambiado. La he cagado pero bien. Confié en quién no debía.
Aquél día de feria ella iba vestida de bogavante. La idea del disfraz y de los flyers habían sido idea suya. Bajaba berreando por la calle principal, saltando de un puesto a otro en lo que invitaba a los feriantes a unirse a los judiones de Tenacitas. Hacía sol aunque se avecinaban lluvias para los días venideros. Ya por la tarde y sirviendo las mesas, observa a un muchacho en el interior del bar y piensa "vaya, por fin uno del pueblo que me gusta." Sin más. La tarde discurre alegre, cantando, bailando y sirviendo a los amigos que ese día decidieron acompañarlos. En uno de los paseos a la cocina se lo encuentra esperando en el baño y el boagavante le suelta "eres guapo eh", casi sin mirar atrás.
Por la noche, habiendo finiquitado ya el trabajo y queriendo un poco de 'joda', se van al pub del centro, ya sin disfraz y se percata de que él también está allí. Habla con dos rubias. Meh.
La noche es larga y se divierten, y en un momento en el que los chupitos se le suben a la cabeza se le acerca y le dice
- ¿Qué pasa que te gustan las rubias?
- Y a ti los morenos.
- A los morenos los he puesto a cada uno en su sitio y al que vengo a buscar es a ti.
El ojo avizor. "A vi zorrrrro". Qué bien se me dan los narcisistas. Ahora he evolucionado, y son mitómanos. Los prefería cuando eran tipo Barney Stinson que al menos los intuyes, y no el que va de corderito y guarda un pobre diablo dentro.
Esa maldita costumbre de querer salvar a quién no quiere salvarse. A quién solo quiere aprovecharse de ti y de las oportunidades que le ofreces. Y todo porque papá no le quiso y murió, mamá lo pagó injustamente y claro, sólo conozco alcohol y drogas para saciar este vacío existencial en el que me enredo con mis propias mentiras. La compasión no es amor y la empatía ciega.
Yo, algún día me comeré esta verguenza que me has hecho pasar y la culpa de haber salpicado a los de cerca, por no haber sido más larga y lista. A ti te comerán las propias ratas de las que te rodeas. Te comerás a ti mismo hasta que te consumas en la podredumbre.
Comentarios
Publicar un comentario