Carta a la Juana (15/11/2022)

Juana, me he fumado un porro. Pero no uno de esos que me fumaba en casa, a cara perro (como se suele decir cuando es para ti solo), sino de esos otros de caladas compartidas con personas con las que llevas 6 meses conviviendo y que ya conocía previamente de otras convivencias, vaya, de las que no queda casi más remedio que ser yo misma todo el tiempo. Ya sabes lo controladora que soy. Es una virtud/defecto que se naturaliza más conforme quiero abatirla, es decir, se canaliza. 

Estoy evolucionando mucho Juana. He pasado mucho tiempo sola. Ese fue el impulso que me hizo salir al mundo. A día de hoy, ya no me importa si es para comérmelo o dejar que me coma él a mi. Este trabajo me ha dado en proporción la misma cantidad de raíces que me ha cortado, pero no por ello ha dejado de arraigar. Y lo mejor de todo: sin intentar ser perfecta todo el tiempo, pero sin dejar de considerar esa "crítica" constructiva, pero acogedora, de la mejor versión de mi misma que quiera ser. Descubrirme cada día es el mejor de los abrazos.

Reflexión espontánea de una porreta en una pausa para el baño: 

Hablar en alto criticando la distribución de una puerta que entorpece el baño mal hecho en un hotel Francés. Hablar en alto. Sola. ¿Hago lo mismo acompañada? La respuesta es sí, me he encontrado lo suficiente como para ver que sigo ahí. Pero reconozco que ocurre más bajo sustancias. Me gusta la sensación de un porro compartido, a pequeña dosis, las reflexiones y los soliloquios que me doy. Incluso estando acompañada, ahí es donde soy yo. Una Lorena habladora, diría que es la versión más soberbia que conozco, junto a la de la impotente revolucionaria. Esa directamente quiere romper con todo pero de forma muy diplomática. 

A veces soy un desastre. 

Pienso en todo esto que te cuento y además percibo la reacción a la acción en los demás y mis proyecciones en esas conclusiones. Y aunque soy una Lorena soberbia charlatana, en cuanto cierro el pico asumo. Así es como soy y me acepto, y me gustaría que al justificarme me bajaran los pies de la tierra afirmándome que lo soy, porque sería un halago. En el fondo... Es lo que quiero ser. Quiero escribir, quiero hablarle a quién quiera escuchar, quiero debatir. Y sí, también llevar la razón. Pero joder, es tan bonito cuando alguien te saca de tu ensimismamiento, cuando alguien te aleja el zoom de tu mente y amplia el mapa conceptual. Creo tanto en el don de la palabra. En el buen discurso en el momento justo...

Miro mucho hacia fuera como si quisiera cambiar el mundo por mi misma o ayudar a todos los de mi alrededor cuando ni siquiera me lo están pidiendo. Al final, es mutuo, para eso está un amigo. Doy por hecho que los que me conocen hablan conmigo porque realmente les sienta bien. Como a mi su compañía. 

Al final es un poco lo de siempre ¿no? Lo que no está resuelto. 

Hacia adelante veo muchas puertas abiertas, opciones, posibilidades. Y aunque conozco las puertas que voy dejando atrás, al cerrarlas parece que se hayan quedado entornadas cuando veo el reflejo de algunas actitudes que profeso. Analizarlo todo is my passion. 

La misma etiqueta del pasado: la etiqueta de cuidadora en la familia que abría y cerraba los cajones de mierda en cuestiones que ni había vivido realmente. La Mandonna con iniciativa y rebeldía de la que obtiene victorias y rechazos por igual. He recuperado a la Lorena bailonga. Pero sigo siendo una postergadora, ahora, en vez de levantarme a las cinco de la mañana para estudiar un examen, y sacar excelente; persigo la constancia como buenamente puedo, pero te vendo el discurso de lo sencilla que es la teoría. 

Lo bueno es que lo hago consciente. 

Lo malo, sigo sin tomar sesiones de respiración.

Juana, te he echado de menos.

¿Respiramos un poco?

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